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Áreas marinas protegidas en “la era de la ebullición global”


“La era del calentamiento global ha terminado. Ha llegado la era de la ebullición global”, fueron las palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, al finalizar julio, el mes más caluroso de la historia a nivel planetario, según los registros climáticos.

Una alerta que nos recuerda el fundamental rol de los océanos en la regulación climática: son el disipador de calor más grande del planeta, absorben el 90% del exceso de calor causado por el cambio climático y son un sumidero de carbono muy eficiente, capturando el 23 % de las emisiones de CO2 generadas por el ser humano.

Algo que, sin embargo, los océanos hacen a costa de su propia salud, con incremento de la temperatura, aumento de su nivel y acidificación, afectando la provisión de recursos y amenazando el borde costero. Un panorama que se complica aún más con la sobrepesca y la contaminación desde el continente, repercutiendo en los ecosistemas marinos.

Las comunidades isleñas no necesitan escuchar a Guterres ni a los climatólogos. Su conexión con el mar las lleva a reconocer los síntomas de una crisis ambiental. Por eso, en Chile, han liderado la protección de sus costas a través de la constitución de Áreas Marinas Costeras Protegidas de Múltiples Usos (AMCP-MU), que les permiten conservar la biodiversidad, reducir conflictos de uso, generar investigación y educación, manteniendo actividades comerciales sostenibles, que no pongan en riesgo sus objetos de conservación.

Así ha ocurrido en el Archipiélago de Juan Fernández, Rapa Nui y Raúl Marín Balmaceda, cuyas comunidades de pesca han impulsado la creación de sus respectivas AMPC-MU, sentando además las bases de una red de comunidades de áreas marinas protegidas (AMP) en Chile, a partir del 2017, cuando sus líderes se encontraron en el IMPAC IV (4° Congreso Internacional de Áreas Marinas Protegidas).

Una idea que —sin embargo— recién tomó fuerza el año pasado, cuando recibió el apoyo de EDF (Environmental Defense Fund) y de Caletas Sustentables, de Fundación Chile. La coincidencia de nuestro programa con los objetivos de preservación y recuperación de los recursos marinos y el impulso a las comunidades costeras nos llevó a asumir este compromiso. Además, los doce proyectos que implementamos en la primera etapa de Caletas Sustentables nos demostraron la importancia de generar alianzas y trabajar unidos, tanto con las agrupaciones de pesca, como con ONGs y entidades públicas y privadas.

Actualmente estamos trabajando para formalizar la corporación de esta red de AMP, desarrollando los estatutos y socializando la iniciativa en las respectivas localidades. Nuestro propósito es que, en marzo 2024, se pueda firmar la constitución oficial de esta red, lo que les va a permitir generar vinculaciones y colaboraciones con otros territorios, incidir en las políticas públicas y emprender diversas acciones a nivel comunitario.

A mediano y largo plazo, la corporación buscará incentivar la creación de otras AMP; invitar a las actuales AMP a incorporarse a esta red; implementar planes de administración, manejo y monitoreo (no basta con que se declare la protección, hay que contar con las herramientas para hacerla efectiva); tener un sello diferenciador para los productos provenientes de estas áreas, y —finalmente— ser una voz que se escuche a la hora de definir normativas que les afecten, entre muchas otras acciones

En suma, actuar unidos para mitigar y adaptarse a esta nueva y desafiante era.






Claudia Razeto Pavez

Directora Programa Caletas Sustentables

Fundación Chile

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